Pensando en momentos. Momentos que uno
recuerda haber vivido Como las aves que emigran, y sin saber como llegan a su
destino Así como todos sabemos lo que necesitamos. Vivimos para morir. Vivimos
para recordar momentos. Momentos que existen en el mundo, y fuera de él
Momento que vives en tus sueños. Y
momentos del despertar, en ese café que no recuerdas como llegaste a él, Aquel
que ni siquiera estas seguro de si existe. Pero lo sientes presente como real.
Momentos vivos, momentos muertos. Vivimos para morir. Y morimos para existir
Como los animales, la plantas, como todo. Vives para morir, y mueres para
alcanzar la existencia. Porque si no murieras jamás existirías. Porque nadie
existe mientras no sea recordado…y solamente serás recordado cuando muerto.
Y existen dos formas de morir. Morir ante
el mundo físico y morir ante el mundo psicológico. Mueres ante el mundo visible
y palpable. Te pudres enterrado en la tierra y simplemente te conviertes en
comida de los insectos que pronto nacerán de nuevo para convertirse en seres
humanos, para continuar evolucionando. O
bien puedes morir en tu mente, alejarte de todo mal y de todo bien. Apartarte
de la sociedad tratando de encontrar la realidad. Tratando de morir. No te pudres,
pero evolucionas. Te vuelves alguien superior, porque mueres; porque terminas
de recordar y comienzas a ser recordado. Nadie te conoce pero estás en boca de
todos. Te critican, te elogian, te atacan y te defienden. Eres un ejemplo
positivo y un ejemplo negativo ante la sociedad. Ya no vives, estás muerto,
muerto para el resto. Eres diferente, no te consideran existente, te vuelves
superior. Evolucionas, intentas vivir en soledad, pero no puedes. Te
desesperas, corres de un lado al otro. Gritas. Nadie te escucha porque ya no
existes para nadie más. Eres ignorado. Descubres que tienes solamente dos
opciones: morir físicamente y pudrirte en la tierra o retroceder y volver a la
vida vaga, inservible y sin propósito de los seres humanos.
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