miércoles, 25 de abril de 2012

Imponente e impotente


Hombre nacido en Alemania de ojos azules, cabello rubio casi dorado. Ambicioso por el poder que ganaba con el simple hecho de hacer presencia en todo lugar. Siempre vestido de negro, en ocasiones de café, para demostrar su poder. Infunde respeto, demuestra fuerza. No solo con el habla, pero con el cuerpo. Era hombre grande de dos metros y medio y un equilibrio que rompía todas leyes de la humanidad y la física. Músculos completamente grandes, y cada día creciendo mas. Quizás había quien le faltara al respeto por su tono tan pálido de la piel, sin exposición al sol. Pero todo aquel que osaba realizar este acto de valentía en contra de el era porque ahí terminaba su camino de la vida.  

Llega un nuevo día. Se levanta, se alimenta. Los músculos ya no encuentran la misma resistencia, crecen, pero no resisten. El cabello rubio casi dorado se vuelve gris casi blanco. Los ojos azules pierden el brillo imponente, y su gran tamaño disminuye poco a poco a lo largo de los días. Así como disminuye el respeto infundido e impuesto. Todo alrededor de él cambia. El respeto comienza a perderlo y no puede retomarlo. La piel pálida se vuelve casi transparente. Se encerró en su habitación para no ser expuesto al ridículo, pero sabía que algún día alguien tendría que observar el cambio y hacerlo saber al resto.

Los músculos de nuevo crecen, tensando los huesos, y los revientan. La fragilidad que parecía inexistente en ese hombre, nace. Ahora pierde; se recae. Termina perdiendo todo poder: la razón y su estilo de poder. Se vuelve un hombre pequeño, huesudo, ojos oscuros. Con un estilo igual al resto. Se pierde todo lo que había ganado. Toda razón de existir para un hombre de poder, ya no encuentra sentido. Se integra a la sociedad y sufre el rechazo. Su actitud que solía imponer, hoy ruega por perdón, buscando ayuda de aquellos a quienes alguna vez hizo sufrir. 

martes, 24 de abril de 2012

Sueño


Abro los ojos, no reconozco donde estoy. Estoy un poco confundido, recuerdo haberme acostado en mi cama; haberme echado a dormir. Escuchaba extraños sonidos, aquellos que te recuerdan al mar. Sentía una suave brisa que rosaba mi cuerpo y mi alma. Llegaba una gran tranquilidad a mi ser, a pesar de no entender lo que sucedía ni el lugar en donde estaba. Poco a poco recupero completamente la conciencia. Me levanto. Miro hacia el horizonte, como lo había pensado por aquella brisa que sentía, estaba en el mar. Estaba en el lugar indicado, en el momento indicado. Estaba en una playa en el atardecer, un bello atardecer de verano.

Observé plácidamente aquella bella escena ante la que me encontraba. En ese momento no tenía importancia el mundo. De pronto algo rosó mi pie, salí de mi trance. Un cangrejo corría rápidamente a esconderse. Lo seguí con la mirada hasta que llegó a un hoyo en la arena. Vuelvo a observar el ocaso. Al poco tiempo alguien me toca en el hombro. Era aquella mujer de cuarenta y tres años que viajaba conmigo en el avión de camino a Brasil.

           ¿Qué ha pasado?
           El avión se cayó, ayúdanos a buscar sobrevivientes o provisiones.
¿Dónde estamos?
No sabemos…
¿Cuántos somos?
Contigo somos tres.
¿Tres?
Sí, tres.
Que extraño.
¿Qué?
Nada.

Era decepcionante saber que ya no podría llegar a mi destino que tanto había esperado. Ahora pensaba en mis padres y mis amigos. Todos esperaban una llamada mía en cuanto aterrizara mi avión en tierras brasileñas. No podrán recibir la llamada, incluso puede que jamás vuelvan a saber de mí. Aunque ahora que lo pienso, no me importa. La meta de este viaje era alejarme de todo; salir de mi realidad, de mi rutina. Ahora estoy perdido en medio de nada. Aquí ya mi pasado no importa.

Caminé por la playa tranquilamente, siempre cerca de las ruinas del avión para aparentar una búsqueda por algo que sabíamos que no estaría ahí o quizá ni siquiera existía. El otro sobreviviente, un joven de apariencia alemana de alrededor de veintitrés años, me observaba. De pronto empezó a caminar acercándose a mi. Lo escuché gritar, no entendí lo que decía. Se acercó un poco más, ahora si lo escuchaba claramente. Era un perfecto español.

           Amigo, ven acá. ¿Has encontrado algo?
           No, no hay nada que nos pueda servir.
           Busca con cuidado. Debe haber algo.
           No hay nada.
           Entonces… busca o ¿es que acaso no te importa morir?
Me da lo mismo. No importa que tanto nos esforcemos buscando, si no morimos de hambre moriremos de fatiga.
¿Cómo piensas de manera tan negativa?
No soy negativo. Soy realista.

No sé que se quedó pensando, simplemente se alejó de donde estaba yo. Noté que caminaba con un ritmo distinto al anterior. El trayecto en el que acercó hacia mí se notaba el optimismo en sus pasos, pero ahora que se alejaba se podían observar pasos deprimentes. Comenzaba a ser realista. Nuestro realismo era deprimente; desesperanzado y solamente llevábamos algunos minutos en aquella playa desierta. Quizá yo estaba en lo correcto e íbamos a morir, pero siempre existía la posibilidad de que al otro lado de la isla pudiéramos encontrar algo de civilización. Pero en esta situación siempre es mejor pensar lo peor. Me acerqué a la mujer para preguntarle más cosas sobre lo sucedido.

            ¿Cuánto tiempo llevamos aquí varados?
            Llevamos aquí tres horas.
            ¿Cómo sucedió el accidente?
            No lo sé.
            Buenos….gracias.
            De nada. Y sigue buscando cosas que nos pueda servir.

Comencé a caminar lentamente, buscando de nuevo el punto ideal para sentarme a observar el horizonte, aquel bello cielo nocturno del mar y la playa. De pronto escuché un tosido. Había sido la mujer, pero no me preocupé porque uno tose de vez en cuando. Pero de pronto se escucho uno, dos, tres, cuatro tosidos. De pronto un quinto en el que escupió sangre. El joven se acercó rápidamente a ayudarla. La mujer soltaba quejidos penetrantes al oído. Yo simplemente observaba, la verdad no me importaba lo que le estaba pasando, sólo tenía curiosidad de lo que pasaba. De pronto la mujer se desplomó. Me acerqué tranquilamente a donde estaban la mujer y el joven sosteniéndola en brazos llorando.

           ¡Ha muerto! ¿Cómo puede ser posible? ¿Cómo pasa esto?
           Ya le tocaba…
          ¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo eres tan cruel?
No soy cruel. Soy realista. Nosotros también moriremos, para eso estamos aquí, para morir. 
Podemos ser rescatados. Lo sabes.
Aunque seamos rescatados moriremos, para eso estamos aquí, para morir.

Bajó la cabeza para observar el cuerpo sin vida de la mujer. De pronto dirigió su mirada hacia mí. Había un cambio extraño en él, ahora se notaba odio en su mirada. Le di poca importancia, podía odiarme, la verdad no me afectaba. Me di la vuelta para regresar al lugar en donde estaba y al momento de dar el primero paso escucho que el joven se levantaba rápidamente de la arena. Volteé enseguida. Corría hacia mí con una navaja en la mano, detuve el movimiento de su brazo con el que se aferraba a la navaja. Evité que me la encajara, pero no logre evitar la embestida. Sentí mi cabeza azotar contra la arena y al joven caer encima de mi…

Desperté.

lunes, 16 de abril de 2012

Muerte e impuestos

Naces. Llegas al mundo sin nada. Solamente respiras, gritas, lloras. Respiras para adaptarte a la nueva atmosfera; para sobrevivir. Gritas por la desesperación, no quieres salir. Sales. Quieres volver.  Lloras porque sabes que llegas a un mundo donde lo unico que te espera por asegurado es la muerte. No encuentras el sentido de venir a la vida, no te importa como vas a vivirla, porque al final del camino todos tenemos el mismo destino. La muerte.

Creces. Aprendes cosas nuevas. La vida te enseña que vale la pena conocer la experiencia. Comienzas a olvidarte de tu destino. Crees en cosas nuevas y falsas. Temporales y atemporales a tu ser. Ignoras a la muerte. Piensas en tener solucionado el camino. Crees en la falsedad de la herencia, y la predestinación. Te levantas cada mañana a leer el horóscopo. Todo perfecto. Positivo para otro buen día. Solamente te suceden cosas buenas o por lo menos eso te dicen, en aquella burda y falsa predicción.

Te das cuenta de que todo se torna en tu contra. Que te hace falta vivir. Comienzas a perder lo ganado. Ha llegado el tiempo. Recuerdas el día en que naciste. Sabías que había algo seguro al final del camino: la muerte. Pero no sabía de aquello que también iba a suceder a lo largo de la vida. Quisieras o no que sucediera. Llegan a ti los impuestos. 

Ya no crees en nada. Te caes. Te derrumbas ante el primer golpe casi mortal de la vida. Sufres porque no habías previsto su llegada. Lo pierdes todo. Tu buena vida, supuestamente bien trabajada, se pierde en pocos instantes. Ya no puedes contigo. Con la vida. Te adelantas a todos. Apresuras el camino. Te llevas a ti mismo al final. A la muerte. Caes. Rendido porque sabes que no has podido vivir con la carga del destino. Las dos cosas que son seguras en el futuro, en la vida. Muerte e impuestos.      

jueves, 12 de abril de 2012

Arena y reflejo

Perteneces a la arena eres igual al resto, no sabes diferenciarte. Siempre hablas de estar harto de la rutina que quieres salir de ella. Cada día dices lo mismo. Ese odio a la rutina se ha convertido en la tuya. Eres el reflejo de la sociedad, de las clases, de todos los grupos. Siempre intentando adaptarte al grupo rebelde. No dejarás la rutina. Siempre pertenecerás a ella. Hoy eres y siempre serás el reflejo de lo mediocre, de lo mundano, de lo inservible para este mundo. Eres uno más y solamente eso. No te atreves a hacer un cambio por ti, por sobresalir. Eres un grano más del montón. Me dices que sobresales que tienes a gente trabajando para ti, pero sabemos que todos los días haces lo mismo. Que tu día a día no cambia. Eres arena. Eres reflejo. Eres arena y reflejo de la sociedad.

lunes, 9 de abril de 2012

Caminamos

Caminamos por la arena junto al mar. Tomados de la mano. Soñando que el tiempo es eterno y no nos separamos. Volteas a ver el ocaso. Suspiras y observas detenidamente el mar. No reaccionas a mi llamado. Volteo a ver el mar. Se seca a nuestros pies. Ahora lo que solía ser mar es desierto. Seguimos tomados de la mano. Caminamos hacia el sol, sobre lo que antes era mar y hoy es solamente arena. Nuestros pasos se marcan en la arena y me preguntas hacia donde vamos. Te respondo que a ningún lado. Caminamos sin dirección ni destino. Solamente, caminamos. Volteamos hacia el este para ver una escalera con dirección a las estrellas. Me dices vamos. Yo te acompaño. Subimos escalones, creo que ya llevamos cincuenta. Seguimos avanzando. Adelante se observa un bosque, parecido a aquellos que se encuentran en las faldas de las montañas. Sigue habiendo escalones. Seguimos subiendo. Llegamos a lo que parece ser la cima de una enorme montaña. Pero sigue habiendo escalones. Y nosotros caminamos. Me preguntas que cuantos escalones hay. Te digo que hay escalones sin cuenta. Son infinitos. Me dices que te cansas, pero no quieres descansar. Quieres llegar a las estrellas para que ahí encontremos la vida eterna. Para que nos alejemos de la muerte. Y permanezcamos juntos para siempre. Ves hacia adelante. Los escalones terminan. Llegamos a la estrella más brillante. Caminamos hacia ella. Nos perdemos en su luz. Haciendo que nuestro amor se funda. Haciendo que nuestra unión sea para siempre. Para que de mi lado no te vayas. Cumpliendo lo que habíamos soñado mientras caminábamos. 

sábado, 7 de abril de 2012

Juego

Me tientas a jugar contigo al amor. Te ignoro. Me insistes. Quieres que juegue, no solo al amor, sino a la vida contigo. Te miro. Vaya error mío. Penetras tu mirada en mis ojos. Me controlas. Me vuelves a invitar al juego. Ahora acepto. Mi vida se convierte en un juego. Un juego de azar. Me convierto en una de tus cartas. Estoy indefenso. Caminamos tomados de las manos. Todos nos miran. Unos se ríen de mi. Saben lo que me espera. Saben que eres buena recolectando cartas y hombres para tus juegos, pero los desprecias pronto. Eres jugadora. Juegas con la vida, con el dolor, con la mente, con el amor, con el corazón. Eres jugadora cruel. Maltratas a la mente, al corazón, a la vida de tu acompañante jugador. Yo lo sé y aún así no me alejo de ti. Me retienes. Me pierdo ante el mundo. Ya no me reconocen. Ya no me reconozco. Ya no soy yo. He caído ante el juego. Tu juego. 

viernes, 6 de abril de 2012

Monologo Tio Martin (Mohammed)


Que alegría haber recibido a mi sobrino Mohammed en casa. Lo llevo de paseo en el Impala para darle su ultimo regalo de cumpleaños. Aquella casa en la playa en la que tengo tantos recuerdos felices y espero que el viva más momentos de aquellos. Manejando tranquilamente por la avenida principal con dirección a la playa. El semáforo se torna verde. Aceleró poco a poco para continuar el camino. Una grande camioneta acelera; no respeta el alto del semáforo. Se siente el golpe en la puerta del pasajero. Se destruye el carro. Rápidamente llega la ayuda, se dan cuenta rápidamente de que mi brazo estaba roto. Me sacan y comienzan a atenderme el brazo y otras heridas menores. Escucho que dicen que no logran sacar a Mohammed. Quiero gritar; rogar por ayuda. No importaba que dejaran de atenderme, que ayudaran a mi sobrino era lo más importante. Veo que me observa, que busca con la mirada a Yanela. Su amada y bella Yanela. La encuentra, veo el dolor en el fondo de su mirada, en su rostro sangrante y en su sonrisa ligera. Quería levantarme de la camilla, sacarlo del auto. Salvarle la vida. Escucho las pinzas y veo la sangre derramarse. Ver su pierna partirse y mi alma junto con ella. Perdía a un ser querido poco a poco, pero él aun tenía ganas de transmitirme optimismo. Lo veía morir con una sonrisa en el rostro y la tranquilidad de que esa memoria permanecería para siempre en mi mente. 

Simplemente magnifico


Universo detras de mi ventana. Lugar infinito. Donde el hombre busca sabiduria y jamas la encuentra. Simplemente magnifico. Solamente los mas grandes saben apreciarte, estudiarte y ser conscientes de lo que representas. Eres el lugar donde vivimos. Donde creemos que solamente nosotros vivimos. Que tontos somos. Eres inmenso. No conocemos ni una centesima de ti y aun asi asumimos ser los amos supremos de ti. Los unicos seres vivos inteligentes aqui. Pero, como podemos estar tan seguros de eso? Quizas haya vida mas alla, quiza lejos o quiza cerca. Pero hay vida. Que te alimenta, que te cuida.


A pesar de lo simplemente magnifico que eres a mi no me importa. No me importa tu inmensidad. No me importa tu belleza. No quiero admirarte. No importa que tanto se hable de tus maravillas. Yo solamente puedo admirarla a ella. Porque ella es bella y esta aqui cerca de mi. Ella es mas bella que tus miles de estrellas, que tus soles, que tus lunas. Mas bella que tu. Y aun asi a ti te lo digo y a ella se lo callo. Todo porque tu no entiendes, no me escuchas. Contigo no tengo miedo porque no puedes rechazarme. Ella puede hacerlo. Prefiero callar ante ella. Simplemente aclamar tu belleza y pensar la de ella. Decir que eres simplemente magnifico y de ella solo pensarlo. Porque tengo miedo que se aleje. Porque se que tu no te iras. Por eso a ti te lo grito y con ella lo callo.

Beyond the lie of good and evil by Basil Atrash

Have you ever thought about absolute good and absolute evil? I have, this is what I concluded across the thought processes within the abyss of my mind; many years ago social life was in a chaotic state within a horrible system, and there were wise men that had nothing to other than to create the concept of a higher power that is absolute that protects good people from the harm of others. However this absolute power needed the dark thoughts of some to create suffering in order to create an enemy for this higher power to combat it, they called this evil and its good counterpart was called God. People were suddenly ruled by others through the thought of a god and they talk spoke as his agents and if you were considered to be evil, god will make you suffer, in essence creating a tool to create order within society. People believed in it in fear of retribution, I personally believe that there's no good and evil there are human creatures, people like you and me, with negative and positive perceptions, how we reflect on one or both of these depends on the incidents and coincidences that we experienced in this life that shaped our philosophies. What lays beyond this lie is nothing but human nature in addition to what everybody perceives their own views as right, defeating in their own sense what is negative or positive. The concepts of good and evil are matters that are in difficult to remove despite they can be changed in theory as it is a part of our human culture. What we can do is fight the idea that people were born good or evil, that falls to the incidents and coincident that they have lived and experienced throughout their lives. Hope however exists as you can still affect them in an indirect discourse.

Mohammed


Mohammed en el asiento de pasajero del Chevrolet Impala 1956 de su tío Martin. Sangre se derrama de su cabeza, abre ligeramente los ojos y observa el frente de aquel clásico y bello auto totalmente destruido y la bolsa de aire desinflada pegada a su torso. Poco a poco recuperaba la consciencia y se daba cuenta que este parecía ser el fin de su viaje al que había emprendido una semana atrás, el día de su cumpleaños numero veintidós.

Había decidido viajar a La Habana a visitar a su tío y a sus amigos de la infancia. Estuvo durante todas las vacaciones de invierno esperando este viaje, porque podría volver a ver a quien lo había criado tras la muerte de sus padres. Lo extrañaba mucho, al igual que ese ambiente de la bella Cuba. Ya habían pasado siete años desde su ultima visita a la bella isla caribeña.

Su tío Martin Casares, un hombre moreno con un ancho bigote negro y una sonrisa imborrable que le daba una apariencia simpática. Era un hombre alegre; amigo de todos. Y cuando su sobrino favorito, Mohammed anunció su visita, alertó a todos los amigos para que se preparan a recibirlo. Al llegar Mohammed todos sus amigos lo recibieron con alegría y lo llevaron a casa de su tío. Esa primera noche lo festejaron con una gran fiesta con música típica y bebidas para alegrar el ambiente.

Que buen día fue aquel primero del viaje, pensaba Mohammed. Mientras veía a los paramédicos tratando a su tío Martin en una camilla a la orilla del auto. Al ver el rostro de uno de los paramédicos, Mohammed lo reconoció rápidamente. Lo había visto en el tercer día del viaje cuando Yanela y Mohammed paseaban por la playa, y el joven paramédico jugaba con algunos niños cerca de ahí. Lo recordaba como un tipo amigable. Una buena persona, así son todos aquí, pensaba Mohammed.

Volteaba hacia todos lados buscando encontrar con la mirada a alguien que lo pudiera consolar. Veía como los paramédicos trataban rápidamente a su tío, eran muy buenos. Luego voltea la mirada a la derecha, ahí estaba ella, Yanela. Una joven de su edad de la cual Mohammed había estado enamorado desde hace muchos años. A pesar de los excelentes paramédicos cubanos, para poca fortuna de Mohammed, los rescatistas no eran muy buenos y cuando enterraron las pinzas en la puerta del auto para forzarla hasta que abriera, una parte de las pinzas se clavo en su pierna, y al momento de abrirse le desgarraba la pierna.

Mohammed no gritaba estaba tranquilo, con una ligera sonrisa dibujada en su rostro. Sabía que iba a morir, pero lo hacía feliz porque lo hacía contemplando la belleza de Yanela. Su pierna se partió en dos; se desangraba. Mientras el dolor estaba presente en su mente, Mohammed no lo expresaba. Solamente observaba a su alrededor. Veía a su tío ser atendido por los paramédicos, a Yanela llorando al ver a su amigo sufrir, al hombre de la camioneta con la cual había chocado lamentándose por lo sucedido y a los rescatistas tratando de salvarle la vida. Y hasta aquí llegaba su viaje de veintidós años de edad, a medio camino de la vida; de su regalo. Aquí acababa todo para Mohammed. Ahora ya no podría recibir su regalo, aquella casa en la playa que pertenecía a su tío. Donde planeaba proponerle matrimonio a la bella Yanela. Donde podría continuar su feliz vida. Ya nada de esto iba a poder suceder. Ahora todo quedaría abandonado; la casa en la playa, la habitación en casa del tío Martin, el asiento de pasajero del Impala y ese lugar en la cama junto a Yanela. La luz se transforma en oscuridad, la oscuridad en luz, la alegría en tristeza, la tristeza en alegría y la vida en muerte. 

Recuerdos

Tu, bajo la luna y las estrellas.
Yo, admirando tu belleza, 
sabiendo que no soy
merecedor del momento a tu lado.
Nosotros, y ese recuerdo de ayer
que hoy ya no podemos revivir.
Tras esos fríos días en mi soledad
porque se, que tu ya no volverás.
Ahora todo lo que me queda,
son los recuerdos.
Esos preciados momentos
que avivan mi alma muerta,
por saber que ya no estas aquí
Por saber que en la mañana despertaré
y, a mi lado, ya no te encontraré.
Y aunque como loco ruegue tu regreso,
tengo que aceptar que solo me quedan esos recuerdos

Vida y muerte


Pensando en momentos. Momentos que uno recuerda haber vivido Como las aves que emigran, y sin saber como llegan a su destino Así como todos sabemos lo que necesitamos. Vivimos para morir. Vivimos para recordar momentos. Momentos que existen en el mundo, y fuera de él

Momento que vives en tus sueños. Y momentos del despertar, en ese café que no recuerdas como llegaste a él, Aquel que ni siquiera estas seguro de si existe. Pero lo sientes presente como real. Momentos vivos, momentos muertos. Vivimos para morir. Y morimos para existir Como los animales, la plantas, como todo. Vives para morir, y mueres para alcanzar la existencia. Porque si no murieras jamás existirías. Porque nadie existe mientras no sea recordado…y solamente serás recordado cuando muerto.

Y existen dos formas de morir. Morir ante el mundo físico y morir ante el mundo psicológico. Mueres ante el mundo visible y palpable. Te pudres enterrado en la tierra y simplemente te conviertes en comida de los insectos que pronto nacerán de nuevo para convertirse en seres humanos, para continuar evolucionando.  O bien puedes morir en tu mente, alejarte de todo mal y de todo bien. Apartarte de la sociedad tratando de encontrar la realidad. Tratando de morir. No te pudres, pero evolucionas. Te vuelves alguien superior, porque mueres; porque terminas de recordar y comienzas a ser recordado. Nadie te conoce pero estás en boca de todos. Te critican, te elogian, te atacan y te defienden. Eres un ejemplo positivo y un ejemplo negativo ante la sociedad. Ya no vives, estás muerto, muerto para el resto. Eres diferente, no te consideran existente, te vuelves superior. Evolucionas, intentas vivir en soledad, pero no puedes. Te desesperas, corres de un lado al otro. Gritas. Nadie te escucha porque ya no existes para nadie más. Eres ignorado. Descubres que tienes solamente dos opciones: morir físicamente y pudrirte en la tierra o retroceder y volver a la vida vaga, inservible y sin propósito de los seres humanos.