martes, 2 de mayo de 2017

En ti

Sentado junto a las vías del tren en Buenos Aires.
En un escritorio en un pequeño despacho en Praga.
En la terraza de un café de Paris.
O en cualquier lugar a donde me lleve la mente, sea el consciente, el inconsciente o el subconsciente de mí.
Siempre estaré ahí.
Sentado, paralizado, pensando… en cuestiones de la vida y en la vida misma.
En el amor, la melancolía, la nostalgia…
A veces también en el odio, la tristeza, la felicidad
O tu sonrisa.

Al final del día, no importa en donde este o quien controle mi pensar.
Todo termina en ti.
Pero hoy no te escribiré un poema de amor; hoy, simplemente te escribiré de la vida.
No de la mía, no de la tuya, no de la nuestra. Simplemente de la vida.

La vida es como el ajedrez.
Las posibilidades infinitas, pero siempre con el mismo final.
La vida, el ajedrez, el final, un jaque mate.

Siempre terminando en ti; en tu sonrisa.

lunes, 24 de abril de 2017

Conversaciones y silencios

Los momentos más honestos son contigo,
a veces les llamamos conversaciones y otras les decimos silencio,
pero siempre estamos equivocados.

Son aquellos, mis confesiones.
Mi voz, inmadura, entorpece tus oídos.
Y tú, me miras, con decepción y desaprobación.

Son mis pecados,
Y tu mi penitencia.

Mirarte así,
Tan llena de rabia, de decepción, de impotencia.
Me miras así,
Sabiendo que en noches próximas volveré a ti.

A conversar y confesar
Pecados y faltas ajenas y repetitivas
Para pagar una cuenta propia con dolor ajeno.

Te miro, pero solo de noche.
Mis pecados no merecen oídos de luz.
Y tú, eres tan oscura como yo,
y, aun así, brillas conmigo a pesar de mis pecados.

Contigo puedo ser sincero,
pues tu juicio es sano y a la mañana
desaparecen: el prejuicio y tú.

Serás tú, mi luna,
Eres tú, mi pecado,
Eres tú, mi penitencia,
Eres tú, oídos sordos a mi voz y mirada prejuiciosa a mi dolor.  

Serás tu mi luna.
Pues contigo vivo los momentos más honestos.
Mis conversaciones y silencios;

Mis confesiones y penitencia.

sábado, 14 de enero de 2017

Maldito deseo

Verte, al otro lado del corredor
o sentada junto a mi,
como aquella vez cuando
me acerqué a ti.

O aquella otra vez,
cuando me gritaste
corrí detrás de ti;
me enseñaste la galaxia.
Y no te miento,
en otra parte me perdí.

En el café de tus ojos
que bellas se veían
las estrellas reflejadas ahí,
en aquellas pupilas cautivantes.

Tus ojos,
al mirarlos, ya no estoy.
Y tus labios
son la miel para los corazones;
los corazones pérdidos.

Eres el deseo;
de una vida, un alma, un beso...
una mirada, un alma, una vida...
Eres y no eres.
Y en instantes te imagino.

La noche se apodera del día,
pasan las horas,
y sigo sin dormir.
Mi sueño, mi alma y mi vida
contigo llegaron
contigo se marcharon.