Los
momentos más honestos son contigo,
a
veces les llamamos conversaciones y otras les decimos silencio,
pero
siempre estamos equivocados.
Son
aquellos, mis confesiones.
Mi
voz, inmadura, entorpece tus oídos.
Y tú,
me miras, con decepción y desaprobación.
Son
mis pecados,
Y tu
mi penitencia.
Mirarte
así,
Tan
llena de rabia, de decepción, de impotencia.
Me
miras así,
Sabiendo
que en noches próximas volveré a ti.
A conversar
y confesar
Pecados
y faltas ajenas y repetitivas
Para
pagar una cuenta propia con dolor ajeno.
Te
miro, pero solo de noche.
Mis
pecados no merecen oídos de luz.
Y tú,
eres tan oscura como yo,
y,
aun así, brillas conmigo a pesar de mis pecados.
Contigo
puedo ser sincero,
pues
tu juicio es sano y a la mañana
desaparecen:
el prejuicio y tú.
Serás
tú, mi luna,
Eres
tú, mi pecado,
Eres
tú, mi penitencia,
Eres
tú, oídos sordos a mi voz y mirada prejuiciosa a mi dolor.
Serás
tu mi luna.
Pues
contigo vivo los momentos más honestos.
Mis
conversaciones y silencios;
Mis
confesiones y penitencia.