Abro
el cajón del general Magaña buscando aquella historia desconocida de un falso
villano de la historia, de una historia del supuesto asesino sanguinario. En
busca de la humanidad de un hombre que para muchos no era humano. Meto la mano
al cajón sin observar su contenido y lo primero que tomo y pongo a mi vista es
una pequeña caja que al agitarse emite sonidos como de pequeñas piedras por
montones. Lo abro para observar cinco dientes de tiburón. Cada uno de ellos
amarrado a un pequeño pedazo de papel que etiquetaba la especie a la cual
pertenecía cada uno de los dientes. Este
objeto me es indiferente y simplemente lo dejo sobre el suelo. Decido observar
detenidamente el cajón y sus contenidos logro ver: una vieja fotografía a
blanco y negro, un reloj de bolsillo echo enteramente de plata, una vieja
corbata de moño de color verde con puntos azul marino y un corazón purpura.
Tomé la fotografía decidido a buscar identificar a los dos hombres que
aparecían en ella. El hombre robusto con barba ancha evidentemente era el
general, pero el segundo hombre: delgado, alto y con un bigote al estilo de mi
profesor de física de la preparatoria; era para mi irreconocible. Saqué la foto
del viejo marco de madera en el cual se encontraba. En la parte de atrás de la
fotografía solamente había la fecha; o no la fecha sino el año “1946” y
solamente el nombre del general, por lo que la identidad del segundo hombre era
desconocida. Tomo el reloj de plata y lo
abro y veo que aun funciona y contiene una fotografía del general. Con una pose
más formal e impositiva a diferencia de aquella que mostraba en la fotografía. La
corbata de moño estaba deshilachada, pero sabía la razón por la que seguía
guardada en aquel cajón. Era la corbata que había usado en la primera cita con
su esposa, en aquel entonces joven y bella, María Andrea. Pronto dejé de lado
la corbata y ahora tomé el corazón purpura, y me pregunté ¿Por qué tendría el
general un corazón purpura? Si aquella insignia era estadounidense y él era un
militar argentino. Me daba curiosidad la historia detrás de aquel objeto, pero
sería una historia que jamás podré conocer porque el general ya no estaba aquí.
No estaba aquí para contarnos la historia detrás de un cajón.
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