La
muerte es el estado natural del ser humano y de todos aquellos seres a los que
llamamos vivos. Pues la vida es la ausencia de la muerte y la vida es
simplemente un acto de rebeldía ante el destino inevitable. Todo mundo sabe
morir, pero no todos saben vivir. La muerte es para todos y la vida solamente
para algunos. Es entonces cuando comienzas a creer en razones para esparcir el
estado natural.
Pero,
¿por qué entregárselo a aquellos que no lo quieren y buscan rodearlo? Todo gira
en torno al deseo; y el deseo es muerte. El deseo es ambición; y la ambición es
solamente para los muertos. Muertos que respiran o que no lo hacen; muertos que
caminan y aquellos que se dedican a dormir.
Entonces
comienzas a abandonar el deseo y arrojar fuera de la vida la ambición, pero
deseas no desear nada y ambicionas no buscar la felicidad. Porque aunque no lo
creas, la felicidad es la ruta más rápida y sutil hacia la muerte. Pues esta es
alegría; mientras que la vida es una agonía. Atacas a los vicios buscando la
muerte, pero la salud es un camino más directo. Buscas el suicidio, pero el
proceso natural es más real; y es solamente la muerte real la que te lleva al
siguiente paso. La siguiente fase que no sabes si existe, pero algún día vas a
alcanzar.
Buscas
vivir, mientras buscas morir. Buscas felicidad mientras buscas jamás volver a
soñar. Buscas la paradoja de ser alguien ante el objetivo de no ser nadie.
Dejar de desear buscando morir; para llegar al estado natural.
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