Sentado junto a las vías del tren en Buenos Aires.
En un escritorio en un pequeño despacho en Praga.
En la terraza de un café de Paris.
O en cualquier lugar a donde me lleve la mente, sea el consciente, el inconsciente o el subconsciente de mí.
Siempre estaré ahí.
Sentado, paralizado, pensando… en cuestiones de la vida y en la vida misma.
En el amor, la melancolía, la nostalgia…
A veces también en el odio, la tristeza, la felicidad
O tu sonrisa.
Al final del día, no importa en donde este o quien controle mi pensar.
Todo termina en ti.
Pero hoy no te escribiré un poema de amor; hoy, simplemente te escribiré de la vida.
No de la mía, no de la tuya, no de la nuestra. Simplemente de la vida.
La vida es como el ajedrez.
Las posibilidades infinitas, pero siempre con el mismo final.
La vida, el ajedrez, el final, un jaque mate.
Siempre terminando en ti; en tu sonrisa.