Estamos
caminando sin rumbo alguno; en el vacío. Por la calle que recorre la ciudad, de
la plaza hasta el muelle. Un camino como si fuera un viaje hacia el pasado.
Cada paso nos trae nuevos recuerdos a ti, a ella y a mi.
En
el primer paso volteas hacia la lámpara de gas, aquella que nadie sabe cuando
llegó, pero siempre ha estado ahí. Recuerdas aquella noche de lluvia, cuando te
presenté a Miranda y te despedías de ella con un beso apasionado pero sin
sentimiento, mientras yo esperaba en el auto para no empaparme. De pronto su
presencia se volvió una sombre bajo la lámpara. Cuatro pasos más y seguimos
siendo sombras; sigues buscándonos.
Quinto
paso, llegas a la entrada del café; donde hace algunos años nos conocimos
mientras esperábamos encontrar a aquella mesera de ojos azules que enamoraba a
los hombres. Creo que era por eso que ese café estaba repleto de ellos. ¿Aun
recuerdas nuestra conversación? Un saludo, una pregunta de procedencia, miradas
hacia la ventana esperando ver más allá de la niebla y miradas hacia el
interior del café esperando ver a la mesera. De pronto volteas a ver hacia la
silla donde me encontraba y ya me había convertido en sombra. Diez pasos más, seguimos siendo sombras;
sigues buscándonos.
Quinceavo
paso, te encuentras con aquel viejo Mercedes-Benz que se encuentra estacionado
eternamente, nadie conoce a su dueño ni se atreven a preguntar. Recuerdas como
nos encontrabas a Miranda y a mi charlando sobre política y música. Recuerdas
la rutina del Mercedes: interrumpir nuestra conversación, llevar a Miranda al
callejón de enfrente y derrochar la pasión sin sentimiento. Vuelves al
Mercedes, donde yo siempre los esperaba, pero ya me había convertido en sombra.
Vuelves tu mirada hacia Miranda, otra sombra. Veinte pasos más, seguimos siendo
sombras; sigues buscándonos.
Treinta
quinceavo paso, llegas al muelle donde solíamos pescar y de pronto saltarnos a
nadar. Recuerdas dos sombras, la de él y la de ella, acompañando tu presencia.
Te acercas al mar, sientes la brisa y das un salto. Te hundes entre sus
sombras. Las sombras quedan ahí, en los lugares donde las dejaste; pero tú y tu
sombra no están. Te hundes en el agua, mientras el recuerdo de las sombras se
desvanece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario