14 de Abril
Querido Lector,
Te
invito a que hoy despiertes amigo mío, que abras los ojos a la realidad. Que
descubras el verdadero sentido de la vida, que encuentres aquello que tenemos
los seres humanos en común. ¿qué haces tú, que también hace aquel vagabundo que
ves todas las mañanas al dirigirte a tu trabajo? Quizás pensaras que no hacen
nada igual, que no tienen nada en común. Estás equivocado amigo mío: tu, yo,
aquel vago que encuentras en el camino, tu vecina, esa joven a la que deseas,
aquel compañero de trabajo a quien odias, ese político corrupto… todos tenemos
algo en común. Podría revelarte la verdad, pero dime: ¿ya lograste averiguarlo,
que tenemos todos en común? Yo se en que piensas. Soy un loco al poner a todos
los hombres al mismo nivel, no soy loco, soy realista…conozco la verdad y
quiero compartirla al mundo.
Tu,
yo, aquel, todos…tenemos un día a día en común, regido por aquellas básicas
acciones del hombre: vivir, respirar, despertar, comer, beber, mendigar,
pensar, soñar, admirar, creer, escuchar, imaginar, dormir….un ciclo repetitivo
hasta llegar a la acción final de todo ser humano: morir. ¿Aun me crees loco?
Quizás si, pero aun así no me importa. Solo quiero que continúes leyendo.
Continuas
leyendo…aunque te preguntas el por que de seguir con tu lectura a esto. Aquí te
lo planteo en tres opciones: ya comienzas a creer lo que te digo, no comprendes
y quieres comprender, o simplemente quieres poder burlarte de lo que te digo.
Elige, yo no se y jamás sabré tu razón para continuar leyendo. Es que la verdad
no me interesa saber. Solo quiero darte a conocer la verdad. Que todos los
seres humanos somos completamente iguales. Y no solo los seres humanos, sino
también los animales, las plantas, los recuerdos, los sueños e incluso ese
monstruo de las historias que te contaban de pequeño para asustarte o el héroe
que daba un final feliz a esa historia. Todos esos seres reales e imaginarios.
Criaturas, creaturas y creaciones de la mente comparten las mismas características.
Esa es la belleza del mundo, todo lo que existe y lo que no, se rige bajo
ciertas normas las cuales pertenecen a todo y a nada.
¿Aun
no me crees? Pues con tu pensamiento común que se basa en las ciencias y los
hechos objetivos, jamás lo harás. Necesitas salir de ese circulo vicioso,
pensando así jamás encontrarás la verdad de la existencia, del por que las
cosas son como son; la verdad de todo y de nada. Solo hay una manera de conocer
esta verdad, y cuando la descubras sólo tu la entenderás. Porque no encontrarás
manera de difundirla, pero si el secreto para encontrarla. El secreto es
simple: siéntate, escribe e imagina. Y cuando comiences a crear esos mundos
fantásticos, esos personajes que surgen del inconsciente, esos mundos, temas y
situaciones que parecen imposibles para el mundo real. Cuando eso suceda,
conocerás la verdad…de todo y de nada. ¿O acaso leyendo podrías encontrar la
verdad?, no lo sé…pero te invito a descubrirlo. Lee esta pequeña novela, y
respóndeme si encontraste o no la verdad. Y si llegas a escribir algo, quiero
leerlo amigo mío, quiero saber si me has logrado comprender o sí simplemente me
mandaste por un tubo.
Tu amigo,
En
un lejano lugar de la Mancha… ¿o quizá era en los alrededores de la ciudad de
Madrid? No lo recuerdo. De lo único que estoy seguro es que era una región
española. Un hombre se aventuraba lejos de su casa buscando algo de diversión.
Había salido a cazar, algo que jamás había hecho, y por alguna extraña razón
hoy lo hace. Lograba observar un ciervo a unas doscientas yardas de distancia.
Preparaba su rifle. De pronto un estruendo se escucha y el ciervo cae al suelo.
Había atinado de solamente un tiro, un tiro perfecto. Caminó hasta el cadáver
del ciervo para ver que tanto daño había hecho la bala, quería disecarlo. Estaba
perfecto. Se lo llevó, tenía su primer trofeo de cacería. Aunque no sabia por
que había decidido ir por él. Simplemente lo hizo. Hoy en día recuerda a su
acompañante que le aconsejaba en la cacería. Un joven hidalgo de la región de
la Mancha que lo había acercado a la cacería, por eso había ido a cazar. Ahora
lo recordaba todo. Ese joven hidalgo, lector de mágica aventuras, lo había
cambiado. Este hombre no volvería a ser el mismo….había encontrado un nuevo
camino en la vida, una verdad que jamás hubiera encontrado…Y hoy, algunos años
después…se dedicaba escribir estas memorias. Memorias que ahora olvida; que ya
no recuerda. Se olvida de todo, el mundo se desvanece ante sus ojos…unas
últimas palabras que dedicaba a su acompañante, quien le había enseñado el
camino de la vida, unas palabras a ese joven hidalgo que crecía en aquel lejano
lugar de la Mancha.
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